El último álbum de Pétillon hace reír a musulmanes moderados e integristas
"Dios es humor", declara el dibujante de historietas francés
ÓSCAR CABALLERO - 12/02/2006
París. Servicio especial
Lapidación? Un tema delicado que hay que estudiar con tiempo y apertura de espíritu". Es el discurso de Tariq Ramadán, encarnación de la retórica islámica. Y el de uno de los personajes de L´affaire du Voile (el caso del velo), otra incursión arriesgada del detective Jack Palmer, hijo del prolífico René Pétillon: siempre en Albin Michel, 15 álbumes de historietas
y 13 más con su Columbo de bolsillo. Perdón: 14. L´enquête Corse (investigación en Córcega) accedió, realmente a pedido del público, a su versión en la lengua de la isla.
L´inchiesta corsa fue la patente de corso de Pétillon, primer francés en décadas de conflicto Ajaccio-París que hace sonreír a las dos partes. Y hasta suscitó un filme, aplaudido por los descendientes de Napoleón, que, como el antepasado, jamás se distinguieron por el sentido del humor. "Dios es humor" titulaba precisamente Libération su entrevista con Pétillon.
En L´affaire du Voile Palmer debe hallar a Lucie, adolescente en fuga, hija de una dentista, ex esposa de un cirujano de la clase hoy llamada bo-bo o bohemiaburguesa. Según Palmer, la hija habría virado a fundamentalista islámica. El padre no se inmuta: doble "A su edad yo fui trostkista", le contesta.
Pétillon se inspira en el caso real de la joven judía Lévy; conversa, resultó más imanista que el imán. Y la lucha por controlar la mezquita sucedió realmente en el distrito XVIII - de mayoría musulmana- de París, la capital del país en que los islamistas encarnan la segunda religión.
Personajes: el imán moderado y el fundamentalista. La familia musulmana y la integrista. La tienda de mantillas y la de burkas. En cada viñeta, una flecha. "Este modelo de chilaba es ideal para la mezquita y las compras".
Palmer: "Busco a una joven velada". El vendedor de burkas: "Si no lleva velo no es una verdadera joven". Quiere mostrarle la foto. "Mirar una foto de mujer es un acto impuro". El imán moderado le comenta su guerra con los fundamentalistas. "Pierdo fieles. Ellos tienen dos prisioneros en Guantánamo; los dos míos están en la cárcel".
También: "Mi hijo está en el paro. Muchos diplomas y árabe; doble handicap.Yno quiere ser imán como su padre, el único dominio en el que ser árabe es una ventaja". La pesquisa le lleva a los baños. Cubierto con una toalla. "No debería llevar el móvil en el hamman", le señalan. "¿Lo prohíbe el islam?". "No, la humedad se lo carga". Entre tanto, el padre cirujano es
acosado por la familia musulmana de la mujer a la que debe operar. Exigen una cirujana. Manifestación de mujeres veladas que defienden la libertad de llevar mantilla. Uno de los barbudos que las encuadran corea: "El velo es mi elección". Y su colega: "¡No, tú no!".
La pista lo lleva al bazar del turco. Efectivamente, Yasmina trabajó allí. "Sólo una semana. Soy un buen musulmán, pero Yasmina rezaba demasiado. Todas las plegarias, incluidas las opcionales. Y la mezquita. En el comercio eso
es imposible".
Cuando Palmer sale, llega un cliente.
- Selim, la alfombra de orar que me has vendido no sirve: la brújula no señala a la Meca.
- Acabo de recibir un nuevo modelo con GPS.
Así es el humor de Pétillon, que recoge el habla de la calle. De origen bretón, es decir, nativo de la tierra sembrada de erdones,suerte de vía crucis. El dibujante nació (1945) en Lesneven, en Finistère. "Teníamos un santo para cada necesidad, incluidas las verrugas". Según Pétillon, las primeras vacaciones en familia tocaron a sus 15 años. "Me llevaron a Lourdes, a Lisieux. Me salvé de Fátima, pero estaba en el itinerario".
A escondidas de su padre, aprendía a dibujar historietas con Peanuts. Adolescente, se hizo pastelero en la panadería familiar para dejar los estudios con los curas. Hizo el servicio militar en Alemania, y participó en las barricadas del 68 en París. El primer dibujo se lo compró un futuro colega y amigo: Siné.
Pero el éxito, fruto de la investigación corsa de Palmer (300.000 ejemplares y los derechos cinematográficos), "un francés corriente que se cree detective privado yanqui", llegó lo suficientemente tarde como para no modificar la vida de este colaborador de prensa (de Pilote a L´Écho des Savanes),desde hace diez años asalariado del Canard Enchaîné.
Pétillon se define como "hipocondriaco profesional" ( "paso el tiempo en análisis clínicos ; nunca encuentran nada") y periodista.
Ejerce con sus dibujos políticos en el Canard...y con su tarea de documentación. No sólo por sus Palmer coyunturales. Otro de sus grandes éxitos, Les disparus d´Apostrophes,popularizó escritores en la época dorada del programa televisivo de Pivot. Según las últimas noticias, Pétillon tiene tres nuevos blancos para Palmer: la comunidad gay de París, los enólogos y
el micromundo de la televisión. Que se preparen a reírse de sí mismos. La sonrisa es un arma cargada de futuro.